Correspondencia anterior

Harto ya de estar harto de tanta vida, Don Efraín Candoroso, poco antes de su muerte natural por disparo de arma de fuego infligida por él mismo, legó a mi tío abuelo Don Juliano de Lapesa Dez, la correspondencia que durante años mantuviera con Doña XXX. En este Blog, tenemos la primicia de su publicación. El editor.

miércoles, 29 de abril de 2009

Cartas a Doña XXX: El topless de doña Justa.

Mi amor de siempre, sigo contándole, otra vez desde debajo de las sábanas, iluminándome con una linterna de minero a baterías que conseguí de estraperlo comprando la voluntad de Casimiro, el guardia tuerto de la puerta que, como un Cancerbero, vigila que ninguno de nosotros escape del infierno. Casimiro es un hombre casi triste, casi alto, casi calvo y casi ciego con un ojo de cristal que, por la mala calidad de su diseño y el paso de los años, fue cambiando de color de un marrón casi caramelo a un verde casi pistacho desvaído. Casimiro tiene un negocio de contrabando montado en la garita de la entrada, donde, pagando un módico precio encarecido, uno puede encontrar o encargar cualquier cosa de las de la lista prohibida de Hilda , la cual, por cierto, abarca todo aquello que da placer, engorda o es pecado: desde tabaco de liar hasta revistas pornográficas de gran difusión entre los asilados, que las esconden entre las tapas arrancadas del semanario parroquial de los domingos. Casimiro, por lo que puede verse, Doña XXX, aún a pesar de ser tuerto, posee, para los negocios, una visión de lince que en nada desmerece su ojo desteñido.

Tras el terrible acto de indisplicina general que supuso alegrarse y querer gozar del sol entre risas y vida, y sin poder tomar acciones displicinarias individuales porque el crimen había sido cometido como en Fuenteovejuna, "todos a una", a Hilda no le quedó más remedio que conformarse con amedrentarnos con una filípica llena de amenazas, retóricas morales, e invectivas llenas de odio y de desprecio. Por lo demás, acortó nuestro tiempo de pitanza y nos ordenó salir al jardín con orden expresa de reunirse y dialogar únicamente "en grupos impares menores de tres". Y, como corderillos de matadero, o prisioneros en patio de manzana cerrado entre altos muros, salimos a gozar de la mañana, en silencio y cada uno por su lado. Un jardín repleto de personas y de tristeza. Deambulábamos intercambiando miradas y no se escuchaba más que el ruido de los autos, algún que otro trino despitado y el suspirar de algún entristecido que no terminaba de aceptar su condición de condenado. Casimiro, atento a cada movimiento, casi nos compadecía casi vigilante. De pronto, desde detrás de unos arbustos que cubren un rincón del jardín que alguno de nosotros aprovechamos para escondernos de su casi mirada, Doña Perfecta salió dando voces de terror entre aspavientos: "¡Qué falta de respeto, qué indecencia, qué ejemplo para todos nosotros!" Y acercándose a Casimiro le murmuró, sin abandonar sus gestos de protesta, algo que, a pesar de no poder escuchar, hizo que todos nos volviéramos a mirar hacia el rincón secreto.

Doña Perfecta es todo un personaje de esos que uno piensa que sólo existe en las películas cómicas y esperpénticas, pero que de vez en cuando, saliendo de las pantallas, se encarna en mortal. Es alta y tan delgada que parece siempre de perfil. A pesar de su edad, tengo que reconocer que se conserva en buena forma y eso supongo que es la razón por la que siempre viste como una mocivieja, se tiñe el pelo de rosa oscuro y se maquilla como las actrices del cine mudo. Tiene siempre un rictus de desprecio hacia lo ajeno, incluso cuando sonríe. Habla de Dios como si ella fuera la única que lo conoce y realmente se cree estar bendita bajo un aura de mesianismo que, según tenemos entendido, durante toda su vida la ha hecho pensar que sus razones y sus actos debían siempre y en todo lugar imponerse frente a otros criterios, incluso mejores que los suyos. Es de una doblez pasmosa y de una hipocresía que raya en lo patético, y la traición está instalada entre sus actos más puros. Como usted ya se habrá imaginado se lleva muy bien con Hilda y el poder establecido, al que ha aprendido a manipular hasta el punto de que muchas cosas de las que nos pasan vienen áltamente influídas por ella. Lidera el grupo de las Gorgonas, conformado por aquellas mujeres que critican a la vida por no haberla podido disfrutar nunca, entre falsas moralinas, juícios devastadores y delaciones. Y en ello justo estaba ella con el cancerbero tuerto, mientras todos nosotros, poco a poco y al unísono nos fuimos acercando hasta los arbustos. Al asomarnos, nuestros ojos no podían creer lo que veían. Doña Justa estaba apoyada en la tapia, mirando al sol con los ojos cerrados y sonriente, con el vestido abierto y gozando del calor en sus pechos desnudos, hermosos como duraznos maduros.

¡Qué divina visión! ¡Qué belleza! ¡Qué perfecta expresión de la naturaleza! Hermosa, en paz, cálida, sensual, como un desnudo de museo o una escultura antigua. Esa mujer es, con mucho, Doña XXX, la hembra con la que todo hombre sueña, convertida en realidad. Doña Justa es menuda, morena, coqueta, de andares firmes y erguidos que hacen que sus caderas cimbreen como aire en los juncos. Tiene el trasero redondo y levantado como una caribeña y el pelo negro le viste los hombros y la desnuda a los ojos. Tiene mucho caracter y una nariz aguileña que si no la convierte en canon de belleza, sí la confiere un atractivo interesante y muy personal. Es mucho más joven que nosotros y desde que llegó al asilo, siempre ha demostado su independencia de pensamiento, y su fortaleza. Pero a pesar de esa firmeza, Doña Justa es sensible, frágil, tímida aunque se esconda tras un sentido del humor sardónico y cargado de soledades. No sabemos nada de su vida. Otro corazón roto, otra vida vivida. ¡Qué más dará!

Tengo sueño, Doña XXX. Mañana, más.
Siempre suyo, Efraín Candoroso.

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Datos personales

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid y MDC por el Instituto de Empresa de Madrid. Su trayectoria profesional le ha llevado a especializarse en temas referentes al mundo de la infancia y de la juventud en donde ha publicado, entre otros, Tiempo libre, educación y prevención en drogodependencias (1997) y Para una promoción integral de la infancia y de la juventud (1998). Como poeta ha publicado: Las horas Transitadas (Madrid, 1998), Manobra (Madrid, 2000), La ciudad doliente (Madrid, 2002) SHOA (México, 2004). Además, aparece recogido en las antologías 1 y 2, Hasta agotar la existencia (México 2001 y 2003). Además, en internet, ha publicado poemas en la revista Adamar de poesía. Ha dado recitales en España y América y su poema Teselas ha sido traducido al Rumano medieval en caracteres cirílicos para garantizar, así, su máxima difusión entre los lectores de habla hispana.

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